Ya no deseo gobernarme a mí mismo sino ser
gobernado en todas las cosas por tu Providencia.
No me daré por vencido ante inútiles ansiedades o
cuidados innecesarios, pero haciendo por mi parte
lo que Tú ordenes, te confiero a Ti el éxito de todos
mis emprendimientos.
Ya no comenzaré nada que no haya confiado a tu cuidado,
y en todas las dificultades y dudas recurriré a Ti como
recurso infalible de ayuda.
Y así pacíficamente y conforme en todo, viviré y moriré
en el Reino bajo la dirección de tu Divina Providencia.
Amén
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