Juan Martín Moye, manifiesta la audacia de su celo apostólico, el ímpetu de su carácter. Trata de formar un equipo de maestras que absolutamente solas y sin ningún medio de subsistencia acepten ir a evangelizar las campiñas y a poner la simiente de la cultura humana.
Humanamente su proyecto y la realización de sus obras parecen una locura, una imprudencia… Pero fiel al impulso de la gracia, a la moción del Espíritu Santo, Juan Martín funda sus deseos, sus esperanzas en el abandono total a la divina providencia.
Su fe inquebrantable será su apoyo, su fortaleza, su fuerza, su perseverancia en todas las contradicciones, humillaciones, incomprensiones y pruebas de toda índole.
“LOS PEQUEÑOS PEDIAN PAN Y NO HABIA NADIE QUE SE LOS DIERA”
Esta llamada de la Sagrada Escritura encontró una respuesta generosa en el alma de Juan Martín Moye.
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